Carta sin entrega (I).

Me sigues robando los suspiros como el tiempo me roba la vida,

me gustas desde la primera vez que te vi y no podría olvidarte,

no podría pagarte por haber abierto mis ojos al mundo sobre la verdadera belleza

y valorar la vieja presencia que por amor sufrí, que por amor viví y ahora vuelve a nacer.

Perdóname, soy humano y me equivoco a ratos,

me equivoco al caminar sin ti, al dejarte de hablar y al ignorar que estas ahí,

 tengo miedo que mi estupidez te aleje una vez más

y tener que marcharme con la historia entre los dedos...

Dejaste una cicatriz pero nunca me ha dolido,

  al verla me hace pensar en ti y en tu sonrisa tan definitiva,

la sonrisa que nació en el paraíso y por obra del destino rodó por mi camino

y los problemas se vuelven tú.

De todas las cosas que no te he dicho aún... te diré que te aún cuido,

estas segura, me has tenido todo este tiempo cruzando la frontera de mi cuerpo

llegando al alma, desnudaste el sol ante mis ojos, perdí mi equilibrio

y el timbre de tu voz cautivando mi memoria.

Tus lindos ojos, tu bella sonrisa y tu manera de hablar,

yo tan ocupado inventando todas estas formas de amarte,

dibujándote y desdibujándote con todos los colores,

tu amor lo tengo tan comprometido pero a fuerza no será.

De mi vida te daré lo bueno

y del tiempo haremos eternidad.

Nelson Q.