Astronauta

Perdona mi franqueza que tampoco lo entiendo,

pusiste mi mundo de cabeza con tu forma de ser,

llegaste a comprobar que estoy vivo, latido a latido,

y que nunca dejo de aprender, que  al pensarte estoy perdido.

Soy el caballero que viste de plata,

creí saber de la vida hasta que caí ante tus encantos,

y mi amor que es tan ciego no sabe contenerse y viaja,

se deja llevar para vivir nuevos momentos.

Equivocado, si tal vez, que lejos de ser perfecto

soy un nuevo pecado, uno que no mata,

pero que condena mi alma a vivir siguiendo tus pasos

para verte sonreír a través del camino.

Vivir la intensidad de una historia prohibida,

que sea perfecta, que no duela, que sea la que nos sane,

que nos cubra con su manto de ternura, de cariño, de misterio,

para que el mundo sea nuestro al caer la noche y durante el día ser tu esclavo.

Por un momento me detuve, es complicado,

pero sediento fui a beber tu cariño,

y cada vez quise más agua,

comprobé que amo estar vivo.

Te dejaré un recuerdo para que disfrutes la vida

pensando que un hombre como yo te quiere,

que caí ante ti sin pensarlo y que soy feliz por conocerte,

que nadie te haga sentir que algo hace falta, pero que te sobra,

y que guardes el secreto de mis faltas.

Lejos de ser perfecto pero sigo mis latidos,

un nuevo sentimiento que nace y me dice,

me grita estas palabras, quieren ser escritas

para que dejen marcadas estas páginas

y eternizarlas por siempre en mis poemas

Y yo, un astronauta, recorro la galaxia sin rumbo,

con mi ideal de ser un gran hombre, un gran amante,

y con miedo de morir en mi aventura,

pero no dejo de pensar en tus planetas, en tus lunares,

y fundirme en el sol de tu sonrisa.

Dime que estoy loco, que lo piensas,

que soy raro, que lo intentas,

usa mis alas para que llegues a donde quieras,

mientras cuido las tuyas en mi maleta.

Y pronto así, volverte a ver.

Nelson Quintero G.

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