El más feliz del mundo.

Me dió la espalda la fortuna una mañana
y me quedé con una cama y una silla en un desván,
con varios libros y unas llagas en el alma
que con el tiempo he tratado de curar.

Pocos amigos intentaron ayudarme,
apenas uno he podido conservar,
de los amores ni preguntes, tu ya sabes,
que las palomas vuelan siempre donde hay pan.

Más desde entonces soy el mas feliz,
el más feliz del mundo en que nací,
por que ya se que la felicidad no esta ni en el placer
ni en el que tiene más,
está solo en aquel que encuentra la verdad un día.

Sí, desde entonces soy el más feliz, el más feliz del mundo.

Manuel Álvarez-Beigbeder Pérez (1997).

 

 

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