Daniela.

Mis manos tomaste cuando nadie las conocía,

mi cuerpo abrazaste cuando nadie más lo hacía.

Tu luz me guíaba y me atreví a recorrer el camino

aquel que pocos han disfrutado o tenido.

Sonrisas, besos y caricias entre tu y yo,

recorríamos el camino una y otra vez con más amor,

conociéndonos más, construyendo recuerdos.

Bailarina de bellos movimientos.

Aprendí a apreciar el arte 

tiempo después de conocerte,

sin saber que era el tenerte

todo lo que habia deseado.

Hace mucho tiempo se fué nuestro tren, 

mi ciudad jamás ha sido la misma.

Tu recuerdo me hizo comenzar a escribir

y sin nada que perder comprendí la fuerza de tu abrazo.

He aprendido a tener miedo,

pero si no corríera el riesgo

jamás encontraré lo que busco

y viviría para siempre en esta eterna soledad.

El lago de los cisnes, tus manos pequeñas y heladas.

Cuántas horas las sostuve, sin pensar que un día se acabaría.

Mi más profundo cimiento fueron tus recuerdos

y te acabé queriendo como a nadie he querido.

El tributo que te he creado a través de mis historias,

hoy que soy tu peor enemigo,

dulce reina del pasado,

nunca olvidaré nuestros momentos adorados.

Hay días que te canto solo a ti,

van y vienen relaciones,

pero no he sentido lo que una vez sentí

y el camino que pasábamos lo cerré para jamás abrir.

 

 Mis errores van y vienen,

los tuyos trabajan de la misma forma,

aquél pasado con tantos problemas

hoy serán recuerdos olvidados.

Brilla siempre bailaria e ingeniera,

que tus manos sean chispa y tu pasión brazas,

llega lejos, sorprende al mundo,

así como una vez, para siempre.

Nelson Q.