Calaverita SAS.

El gozo de la calavera
reside en su manera de caminar,
bailando como la marea
cuando el destino es actuar.

Brillan fuerte las estrellas,
el cementerio se tiñe de oro,
los actores y la hoguera
calman estos fríos de otoño.

En el SAS todos los muertos
adornan nuestro teatro,
se viven historias y cuentos
dando vida a los retratos.

Un día particular mis huesos rechinaban
de tanto bailar, de tanto cantar,
de tanto escribir y así mañana
volver a coincidir.

Las calaveras marchando todas por el Rosales,
ya casi es hora de ver a Edith González,
¡Corran, corran! grito Felipe Tovar,
 siempre el teatro será mejor que un bar.

Luis Daniel nos recibía con boletos en mano,
gritando a amargas y a escondidas
que la muerte se vestía de suerte
y nosotros listos para la ocasión...

La muerte rondaba por las calles
y las calaveras náufragas por la ciudad,
putrefactas pero alegres caminando singular
comiendo de las ofrendas, ya sean dulces o sea pan.

Se me acerca Edith González preguntando por Tovar,
 le dije que feos huesos ¿qué ha pasado con tus ojos de cristal?,
no lo he visto,  respondía, de seguro practica su actuar
que las calaveras hacen fila para al teatro rebosar.

Murmullos de inframundo, gozando de la fiesta,
la noche es día y cuando llueva... gotas de fuego.
El SAS va a enloquecer, partió para no volver
 mientras los artistas ya cansados cantaban sin razón.

Un día particular en este mundo al revés,
bajo las luces de mi bella ciudad y la alegría de todas mis horas
en la sinfonía de estos peculiares versos y las cosas que adoras
me marcho para esta fiesta volver a disfrutar.

Nelson Q. 



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