La bella y la bestia.

Las flores que llevo por dentro se van marchitando,
van soltando mi núcleo con el viento de levante, con mi alma por delante,
con tu rostro dibujado en mis ojos al pensarte tanto,
si me quedo sin flores quedaré eternizado en esta horrible figura de bestia,
lamentando la molestia de jamás encontrar el amor.

Bella; linda médica, he cruzado el camino trazado por el tiempo para encontrarte,
el pasado no me importa, solo me importan tus ojos y tu boca,
tu sonrisa eterna que da sentido a mis colores, el recuerdo y los sabores,
todo cobra vida si tu estas, si no te vas, si me tocas, si me provocas...

Sana mi cuerpo, llévate esta horrible apariencia y pule mi alma,
tal vez marchita, tal vez sin calma llena de desespero por correr a verte
que pensar en tenerte me vuelve loco, me pica el cuerpo, me da alegría,
quién lo diría que te regalaría mis letras más puras, las más blancas,
las cartas que nunca han escrito yo las encuentro para ti.

Bella, linda flor de mi alborada, ven, quiero tomarte de la cintura
y perder la cordura, besémonos todo el día hasta quedarnos sin saliva,
que tus ojos al abrirse muestren mi sol, que mis manos te cuiden igual mi corazón
que entre más lo pienso más fuerte es la intención.

Me tengo que despedir, voy a barrer las flores que voy soltando,
estaré en la espera de ti, de tus besos, de tu incógnita,
de tu misterio, de todo lo que no conozco, de tu infinito,
no temas de mi, seremos cómplices, seremos la sal del mar,
seremos de este cuento los primeros.

Nelson Q.



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