El hombre de la colina.
Montañas moradas en el paisaje
caminaba un hombre entre veredas,
apostando su vida al destino
siempre y cuando enfrente encuentre camino.
Amistades muy pocas,
muchos recuerdos y miles de tragedias,
la lumbre encendida y sus manos vacías,
resolviendo el pasado y partes de su vida.
Con el olor a hierba en su cobijo,
los pies descalzos en la tierra húmeda,
sin nadie que venga a darle un abrazo,
sin nadie que opine sobre sus fracasos.
Lo que hubo un día se perdió en la tormenta,
las personas falsas tomaron partida
y las imporantes que un día el quería
se fueron pensando que el olvidaría.
Abriendo sus ojos para un nuevo día
con mucha hambre y frio en su pecho
camina a la cima de la colina
para cantar oraciones con mucha alegría.
Nelson Q.
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