Promesa.

Cansado de recorrer el horizonte sin un mapa,
con mi alma desgastada y llena en cicatrices
te encontré paseando en un buen día
tocada por el sol de primavera.

Traicionado por mis propios medios
vi mi alma salir del cuerpo para irse al tuyo,
nuestras almas se acercaron tanto que guardo tu sabor
pero tu llevas también sabor a mi.

Los destellos de tu sonrisa guiaron con euforia los caminos
y como ya quiso el destino el conocernos,
puedo decir que verdaderamente nací el día que te conocí
y así nacieron los colores, las mariposas de mil flores.

En silencio he dicho unas plegarias pidiendo a dios olvidarte,
ya que no puedo besarte ni verte tan seguido
volviéndome esclavo del pensamiento y del llanto tentativo,
implorando a dios que me deje descansar, dejar de suspirar bajo el recuerdo de tus brazos.

Como todo hombre sofisticado, este día te regalé mi vida entera,
tu botando fuego contra mi alma y yo mojándome para no morir,
hoy te olvido, marcarás una gran cicatriz en mi centro pero al partir,
liberarás los demonios que fueron amigos y hoy son mis  más fieles enemigos.

¿Qué habrá entre mi espalda y mi pecho que no conozcas ya?

Nelson Q.








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