Tenis naranjas.

A la espera de un por siempre mi pensamiento inconsciente,
siempre cerca y siempre alrededor, repito tu voz en mi memoria,
me llevas a la gloria con el bello amanecer de tu sonrisa
y yo, la oruga que sale del capullo para entretener tu vida.

Siempre bella, con la tranquilidad de que el sol vuelve a salir,
así me enamoré de tu presencia, de tu incomprendida mirada,
me habla con su dulce fragancia de calma y cariño,
volando en un rayo de luz llegando al sol en ocho minutos.

Algún día sabrás que soy el tuyo, tu otro yo, tu par,
y aunque pierda tantas cosas en el camino, contigo me sobra la vida,
mis placas tectónicas se mueven cuando estoy contigo,
me hacen temblar mientras me delatan los suspiros.

Maravilla, mujer maravilla, tus piernas, tus rodillas,
mátame, y si en la otra vida te vuelvo a conocer,
me vuelvo a enloquecer por tu bellísimo sabor.
¿Qué estaba pensando dios?...

Dios y tus tenis naranjas.

Nelson Q.




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