Tu madre debe saber.

Tus manos de nieve y tus uñas de fuego,

tu abrigo la noche y tus labios misterio

que me llama, que me envuelve, que me encanta,

fue  la primera vez que comprendí el infinito del espacio.

No quería saber de nada, nadie tenía la respesta,

lo único que corría por mi cabeza era tu hermoso reflejo

hablandome perfectamente claro, dejándome perplejo,

y mi mundo se movía mientras caminaba en lo parejo.

El sol se metía y la luna salía

y yo girando como el girasol,

buscando luz en tus ojos,

de los adornos más hermosos que cuelgan en ti.

Eres sonido, eres la onda,

eres luz, eres preciosa,

eres fuego, me llenas de calor,

lo blanco de mi vida se vuelve de color.

Además, cuidaré tan bien de ti

que tus padres estarán orgullosos de esto,

mi cuento más perfecto.

Que la gente como yo son las historias de Hollywood.

Tu madre debe saber.

Nelson Q.